La
Segunda Guerra Mundial da inicio el 1º de Septiembre de1939 cuando las fuerzas
aéreas alemanas bombardearon ciudades y aeropuertos polacos, así como un fuerte
a las afueras de Danzig (Bremer, 2010). Aunque al principio parecía que la
fortuna favorecía a Alemania, ésta comenzó a favorecer a los aliados cuando el
Führer, convencido de su poderío al haber conquistado la capital francesa,
decidió llevar a cabo la Operación
Barba Roja, con la cual traicionaría la
confianza soviética, que hasta ahora había sido un gran aliado por conveniencia
mutua.
La
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas vio perdido el escondido protocolo
detrás del pacto Molotov-Ribbentrop, con lo cual se fue su esperanza de obtener
rápida y fácilmente los territorios de su interés en la débil Polonia. Dicha
debilidad llevo a Stalin a replantear su lealtad y pasar al bando de los
Aliados tentado por los ofrecimientos ingleses y norteamericanos, con el fin de
replicar la ofensiva alemana ya dentro de sus fronteras. Para desdicha alemana,
su estrategia tardó más de lo esperado a las afueras de Moscú, repitiéndose la
historia napoleónica, y fracasando a las puertas de la capital soviética tras
el arribo del crudo invierno; la entrada de EE.UU. a la guerra, después del
ataque japonés a Pearl Jarbor, sacó de balanza la estrategia alemana, abriendo
el desventajoso doble frente de guerra que se había tratado de evitar en los
inicios del pacto germano-soviético.
A
partir de Junio de 1944, el avance de las fuerzas aliadas, ahora acompañados de
los soviéticos, se vigorizó notablemente. A finales de agosto de ese año
reconquistaron Francia, cercaron exitosamente desde el este y el sur las
fronteras alemanas. El triunfo, ahora era sólo cuestión de tiempo.
La
cumbre de Yalta
La reunión de los tres grandes, Stalin, Roosevelt y
Churchill, se llevó a cabo dentro de los dominios soviéticos en Crimea. Los
tres estaban interesados abiertamente en el desmembramiento de Alemania y las
resoluciones sobre su repartición, pero traían consigo intereses individuales
específicos que causaron grandes e interminables discusiones de poder e
influencia. Stalin llevaba ventaja por dar sede, por encontrarse tan cerca de
Berlín y por darse el lujo, incluso, de liberar Checoslovaquia y Hungría para dar
tiempo a finalizar las conferencias de Yalta.
Stalin
enfatizó su interés en territorios del lejano oriente, así como en el trazado
de nuevas fronteras polacas y los costos de reparación a imponer a
Alemania; Churchill abogaba por incluir a Francia en la repartición de las
zonas de ocupación sobre Alemania con el propósito de balancear las fuerzas en
Europa y mantener así los dominios ingleses, así como un firme apoyo a la
propuesta de Roosevelt de desindustrializar al pueblo alemán, cosa que ampliaría
el mercado inglés a límites desconocidos; para Franklin Roosevelt la
Organización de las Naciones Unidas y la entrada de Rusia a la guerra contra
Japón en la brevedad posible, eran el punto neurálgico.
Las
discusiones no fueron pocas. Muchas giraron en torno al gobierno comunista
polaco que Stalin había formado en Moscú e implantado en Lublin, gobierno que
el amo del Kremlin defendió hasta el último momento ostentando su
no-intervención en los asuntos relacionados a los dominios ingleses en Grecia.
Roosevelt se opuso en un principio, pero el líder soviético jugó bien sus
cartas.
“Stalin
había hecho concesiones sobre el procedimiento de votación de la ONU, el
estatuto de Francia como gran potencia, sobre la posición dominante de Gran
Bretaña en Grecia. Era cierto que el amo del Kremlin había obtenido
satisfacción sobre reivindicaciones concretas: la determinación de la frontera
germano-polaca en el Neisse Occidental, sobre la evaluación en diez mil
millones de dólares debidos a la URSS por Alemania (…) y la atribución de
territorio y de puertos en Extremo Oriente a cambio de la simple promesa de una
entrada en guerra contra Japón.”
El
12 de abril Roosevelt sufre una hemorragia cerebral y muere después de haber
pasado mucho tiempo en estado delicado de salud. Harry Truman lo sucede en el
poder y la conmoción del mundo por la muerte del mandatario estadounidense se
calma por las noticias arrasadoras: El ejército Rojo ha tomado Berlín a finales
del mes, Mussolini ha sido asesinado por las milicias y Hitler se ha suicidado
justo 2 días después. Alemania firma su rendición el 8 de Mayo de 1945.
Potsdam
Dos meses después de la conferencia de San
Francisco, donde la Organización de las Naciones Unidas fue fundada, y tan sólo
2 semanas después de la rendición alemana, se celebra la conferencia de
Potsdam. No se hicieron tardar las cartas sobre la mesa:
Estados
Unidos venía con la firme determinación de no ceder en el asunto polaco,
mientras dentro de sus fronteras los avances decisivos en el Proyecto Manhattan, aseguraban que la bomba atómica en el horno
estaba casi lista, así como su insistencia hacía Stalin para el momento de
designar un representante para el consejo de seguridad interaliado y la entrada
del Ejército Rojo a la guerra contra Japón; Molotov defendió los ideales de su
protector manteniendo el dedo sobre el gobierno de Lublin, Stalin había marcado
ya su ofensiva hacia Japón para el 8 de Agosto y designado al Mariscal Yukov
para el consejo de seguridad a modo tranquilizador.
Stalin
presenta las quejas de la URSS como balance para justificar sus deseos: Replica
sobre la legitimidad del gobierno en Lublin cuando cuestiona la admisión de
Argentina a la ONU, “… la eventual presencia de Francia en la comisión de
reparaciones, la cuestión polaca, la interrupción del préstamo y arriendo planteado por EE.UU. por el tiempo de duración de
la guerra, la repartición de la flota alemana entre los vencedores…” Hopkins,
el delegado norteamericano, no insiste y cede lo necesario para apaciguar al
líder del Kremlin, mientras éste acepta la participación de Francia en la
ocupación de Alemania y por tanto, también en la siguiente cumbre.
Mientras
la ofensiva americana avanzaba en el pacífico, el desconcierto japonés
aumentaba al sentirse cada vez más cercado; la participación China es mínima
bajo el dominio de Chiang Kai-shek, el cual se ve en vías de desintegración,
bajo el aumento de la presión comunista de parte de Mao Tse-Tung.
El
21 de Julio, el secretario de guerra Stimson recibió el informe sobre el éxito
arrasador del proyecto
Manhattan. Para Truman fue un golpe
revitalizante que no tardó en cambiar sus aspiraciones y visión en cuanto a la
guerra contra Japón, llegando al punto de no desear más la participación Rusa
en el conflicto.
“…
era demasiado tarde para detener la ofensiva soviética, pues centenares de
miles de hombres y de toneladas de material habían sido enviados hacia la
frontera china y Stalin
no renunciaría jamás a las ventajas que pretendía con su entrada en la guerra
contra Japón (…) Por el contrario, la bomba podía
permitir que la derrota de Japón se acelerase y excluir a la URSS de la futura
ocupación del archipiélago.”
Truman
y Stalin, a diferencia de Churchill, tenían ya enumerados sus puntos a tratar
en Potsdam:
Harry Truman
- Establecimiento del consejo de ministros de
Asuntos Exteriores.
- Principios de regimiento de la administración
interaliada en Alemania.
- Aplicación de la declaración sobre la Europa
Liberada.
- La entrada de Italia en las naciones Unidas
José Stalin
- Reparto de la flota alemana.
- Las reparaciones.
- Las relaciones con los antiguos satélites del
Eje.
- La España de Franco.
- Polonia.
Como
en otras épocas de la historia, EE.UU. defendía la libertad de los pueblos con
su escudo del libre comercio, pero fue rechazado por los soviéticos. Del otro
lado, Stalin cedió ante la entrada de Italia a la ONU y las reparaciones para
obtener la frontera deseada en la línea Oder-Neisse occidental.
En
un acto de buena fe, Stalin acepta la modificación de los procedimientos de los
consejos de control en Rumanía, Bulgaria y Hungría, con el deseo de remarcar su
intención de reclamar sus derechos sobre la ocupación de Japón. “… Pero ya el 6
de agosto (…) la primera bomba atómica arrasa con Hiroshima. El día 8 la URSS
declara la guerra a Japón y el Ejército Rojo irrumpe en Manchurria. El 9, una
segunda bomba atómica acaba con Nagasaki. (…) El 15 se anuncia la capitulación
de Japón. El 2 de septiembre, la ceremonia de rendición, a bordo del Missouri (…) pone fin a la segunda guerra mundial.
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