Pactos militares de la paz simulada

Uno de los iconos del enfrentamiento entre los bloques Occidental y Oriental, fueron la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y el pacto de Varsovia -respectivamente-; los cuales llevaron a los pactos bilaterales o multilaterales clásicos a lucir simples  ante la creciente complejidad de los grandes bloques divisores del mundo.
La ruptura Soviético-occidental se da en 1947. La bipolaridad está tan marcada y el poderío de las dos superpotencias es tan sobresaliente de las otras, que éstas no pueden más que alinearse a uno u otro bando; lo que lleva a formar una época de políticas de disuasión basada en el monopolio termonuclear norteamericano.
La estrategia disuasoria mantuvo a los soviéticos al margen del enfrentamiento bélico durante la segunda mitad de los años cuarenta y primera mitad de los cincuenta. Hasta que Rusia, en la segunda mitad de los cincuenta logra equiparar las fuerzas termonucleares y volver la situación una disuasión recíproca, que no finalizó con la guerra ni aseguró un periodo de paz, sino que mantuvo la amenaza de la destrucción parcial o total de la humanidad en cualquier momento; miedo que no desaparecería hasta el final de los años 80.
El equilibrio del terror obligó a las potencias Europeas a resguardarse bajo el cobijo de ambas superpotencias, perdiendo la visión común de la alianza, convirtiéndose un tipo de protectorado que, bajo la lógica nuclear, el futuro de la alianza sería la integración de los aliados en uno sólo.
Fue de gran importancia la intervención económica directa de EE.UU. con el Plan Marshall, lo que llevó a Stalin a reforzar las fronteras de sus dominios en los países satélites de Rusia, estableciendo rígidos sistemas comunistas, culminando en 1948 con El golpe de Praga. El tratado de Bruselas y la finalización del aislamiento norteamericano con la resolución Vanderverg, además de la creación de la OTAN- donde los países fundadores se comprometían a defenderse unos a otros en caso de que alguno fuera agredido-, fueron la respuesta de las naciones occidentales.
Eran supuestos tiempos de paz, por lo que la creación de una alianza - sobre la línea de pactos bilaterales - de la envergadura de la OTAN, causaba un profundo sentimiento de terror hacia el advenimiento de una tercera guerra mundial. Stalin denunció este pacto como un movimiento agresivo que iba en contra de lo acordado tras finalizar la 2da Guerra Mundial. La doctrina de disuasión mediante la amenaza firme de un contraataque nuclear masivo, un todo o nada, en caso de que algún aliado de los EE.UU. fuera atacado, daba resultados temporales.
Nuevamente las fuerzas se equilibran en tensión en 1949, cuando Rusia prueba exitosamente su primera bomba atómica. Ahora el peligro de la destrucción masiva ha llegado a su cénit, afectando gravemente al gobierno estadounidense, que tenía que enfrentarse además a la naciente China comunista y después la guerra de las Coreas.
La creación del ANZUS reflejaba el arduo trabajo diplomático-militar [Con centro en Japón] de la nueva administración norteamericana de Eisenhower y su secretario de estado. El Tratado de Defensa para el Asia del Sudete, el Pacto de Bagdad, e incluso la OEA, participaron en la pactomanía estadounidense anticomunista.
Era tiempo de que la carrera armamentista se diera lugar: EE.UU. creó su primera bomba H a finales de 1952, los soviéticos a finales de 1953 y ganaron ventaja con la implementación de misiles balísticos; mientras el jefe de estado, John Foster Dulles, promovía una cadena de pactos, la Rusia comunista, con la muerte de Stalin y la llegada a l poder de Kruschev, se lanzó por el empoderamiento de un ejército clásico, con entrenamiento especializado y sin despreciar los avances tecnológicos.
Mientras tanto, la OTAN amenazaba con utilizar su podercito atómico a todo aquel que infringiera un major attak, a cualquiera de sus miembros. Algo que en lo personal me hace pensar de la pobreza humana del momento, el cómo se había  llegado a tal degradación de la humanidad [filosófica], que no bastando con la destrucción total causada en Hiroshima y Nagasaki, aún tuvieran estómago para pensar en volver a causar semejante tajada en el mundo. Debe ser, seguramente por la situación del momento, la tensión y los miedos mutuos. Pero eso no me devuelve la esperanza aún ahora, cuando el mundo tuvo que armarse hasta los dientes para no sentirse en desigualdad con la capacidad de destrucción masiva de los países dominantes. ¿Cuántas veces somos capaces de destruir el mundo en su totalidad?
La necesidad de igualar de nueva cuenta el avance comunista llevó a la OTAN a la búsqueda de incorporar a Turquía, Grecia y la Alemania federal. Con ésta última, la oposición soviética no se hizo esperar, al igual que la de otros países incluso miembros de la OTAN, pero la más significativa fue Francia, que se negó incluso bajo la amenaza de perder el apoyo norteamericano, una vez más el intercesor histórico de Francia actuó en pos de formar la alianza y así, prometiendo dejar las tropas inglesas en el continente, lograron integrar a la República Federal de Alemania a la OTAN.
Con la incorporación alemana a la unión occidental, los soviéticos no dudaron al formar una alianza de la misma forma, con la excusa de salvaguardar los intereses e integridad de los estados de la Europa Oriental. Así, el 11 de Mayo de 1955 se inaugura la conferencia de Varsovia, donde se firman tratados de cooperación y defensa mutua entre las naciones europeas de oriente, incluyendo también a la Alemania oriental. Creando a su vez una unión militar con un mando propio capaz de intervenir en cualquier conflicto que surgiera en territorio de alguno de sus miembros. Lo que en realidad significaba, mediante las mismas leyes del pacto, una autorización para la intervención y represión soviética hacia cualquiera que tratase de sublevarse, como sucedió con Yugoslavia.
Las tensiones se volvieron extremas de un momento a otro, cuando ambas superpotencias se igualaron en capacidad nuclear como para llegar a pensar en una Guerra nuclear total que auguraba la destrucción no sólo de una parte de ambos países sino la totalidad. Esos extremos los llevaron a un interés común, que era el de evitar dicha hecatombe.

Sin duda los extremos de destrucción masiva llevaron a modificar en su totalidad las relaciones internacionales y las acciones diplomáticas, la equivalencia en la guerra lo era todo.

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